Otra expresión común
en las artes marciales es, "Amar a tu colchoneta". En otras
palabras, durante el proceso de aprendizaje, se encontrará, una
y otra vez, cayéndose a la lona, después que su oponente
lo derribe. Aceptar estas experiencias como parte necesaria de
su entrenamiento, reduce su resistencia en el proceso de aprendizaje.
"Amar la colchoneta"
es una actitud ganadora del estudiante, porque toma conciencia
que no siempre tendrá el control. El único modo
de obtener lo mejor del pánico, es enfrentar los síntomas
directamente y practicar sus técnicas.
Muchas personas cometen el
error de diseñar sesiones en las cuales ellos ingresan a situaciones
hasta punto tal de sentirse muy mal. Luego tienen que retroceder. Con
esta aproximación hace que el proceso de recuperación
sea largo, lento y muy arduo.
Esta tarea, la de provocar
los síntomas, requiere coraje. Piense en el coraje como “estar
atemorizado y hacerlo de todos modos”. De esta forma, a medida que enfrente
el pánico, no tendrá que desembarazarse del miedo, necesita
incrementar su coraje.
En efecto, sólo necesita
coraje en situaciones que le infundan miedo. Provocarse los síntomas
es exactamente lo que le aliento a que haga. No espere la próxima
situación de pánico. Establezca eventos que le provoquen
pánico. Algunos dirán que esto es ir más allá
del coraje y entrar en la estupidez. Es como estar en la jungla y correr
hasta donde esta rugiendo el león. Pero esta es la actitud,
y la expresión “correr hacia el rugido” será un recordatorio
útil. Si sus síntomas terminan de repente sin ningún
esfuerzo de su parte, será una experiencia maravillosa. Sin embargo,
aún estará abierto a la amenaza del pánico porque
ha aprendido a como responder a los síntomas cuando ellos vienen.
Si en cualquier momento en el futuro los síntomas retornan, estará
nuevamente a nivel cero: pero reaccione ante el pánico con cualquiera
de las ochos actitudes esperadas.
Si bien es difícil
empujarlo a situaciones que lo pongan ansioso, estos esfuerzos le ayudarán
a inocularse contra el pánico en el futuro. Su trabajo es ser
proactivo, no reactivo. No espere a que lleguen las situaciones
que le provocan pánico. Busque a su alrededor diferentes modos
para incitar al pánico. Pregúntese ¿Que debería
hacer hoy para ponerme ansioso?. Aún pudo recordar las palabras
de María: “Vamos pánico, dame tu mejor estocada”. Así
es como ella establecía la escena: “Estaba en la biblioteca buscando
algunos trabajos. Después de veinte o treinta minutos, de repente
comencé a sentirme ansiosa y confinada. Realmente quería
correr fuera de allí. Mi cuerpo comenzó a temblar, me
sentía mareada y perdía toda la concentración en
mi trabajo. Luego, no se como vino a mí, pero decidí tomar
el toro por las astas. Caminé hasta el final de los estantes
me senté en el suelo y crucé las piernas (no quería
romperme la cabeza si me desmayaba). Luego me dije: 'Ven, pánico,
dame tu mejor golpe'. Solo estaba sentada y mirando. Luego de dos o
tres minutos todos los síntomas se detuvieron. Me levanté
y terminé mi trabajo, que requirió tres horas más
de trabajo en la biblioteca.” Esta es una experiencia, de la cual podemos
aprender bastante. Antes de eso ella abandonaba el edificio tan pronto
detectaba los primeros síntomas, dirigiéndose a su casa,
nunca finalizaba la búsqueda y mentalmente se martirizaba cada
vez que ella no podía manejar el pánico.
La naturaleza del pánico
es tal que produce síntomas involuntarios en su cuerpo. Involuntariamente
buscando aquellos síntomas que genera el pánico. Si puede
desembarazarse de la naturaleza involuntaria y comenzar a tener el control
sobre Ud. Podrá aceptar estos desafíos de “Quiero enfrentar
los síntomas para incrementar mis habilidades”, recuerde amar
la colchoneta y correr hacia el rugido.