Actitud 3

"Quiero evitar los síntomas." a

Quiero enfrentar los síntomas para ganar práctica

Otra expresión común en las artes marciales es, "Amar a tu colchoneta". En otras palabras, durante el proceso de aprendizaje, se encontrará, una y otra vez, cayéndose a la lona, después que su oponente lo derribe. Aceptar estas experiencias como parte necesaria de su entrenamiento, reduce su resistencia en el proceso de aprendizaje.

"Amar la colchoneta" es una actitud ganadora del estudiante, porque toma conciencia que no siempre tendrá el control. El único modo de obtener lo mejor del pánico, es enfrentar los síntomas directamente y practicar sus técnicas.

Muchas personas cometen el error de diseñar sesiones en las cuales ellos ingresan a situaciones hasta punto tal de sentirse muy mal. Luego tienen que retroceder. Con esta aproximación hace que el proceso de recuperación sea largo, lento y muy arduo.

Esta tarea, la de provocar los síntomas, requiere coraje. Piense en el coraje como “estar atemorizado y hacerlo de todos modos”. De esta forma, a medida que enfrente el pánico, no tendrá que desembarazarse del miedo, necesita incrementar su coraje.

En efecto, sólo necesita coraje en situaciones que le infundan miedo. Provocarse los síntomas es exactamente lo que le aliento a que haga. No espere la próxima situación de pánico. Establezca eventos que le provoquen pánico. Algunos dirán que esto es ir más allá del coraje y entrar en la estupidez. Es como estar en la jungla y correr hasta donde esta rugiendo el león. Pero esta es la actitud, y la expresión “correr hacia el rugido” será un recordatorio útil. Si sus síntomas terminan de repente sin ningún esfuerzo de su parte, será una experiencia maravillosa. Sin embargo, aún estará abierto a la amenaza del pánico porque ha aprendido a como responder a los síntomas cuando ellos vienen. Si en cualquier momento en el futuro los síntomas retornan, estará nuevamente a nivel cero: pero reaccione ante el pánico con cualquiera de las ochos actitudes esperadas.

Si bien es difícil empujarlo a situaciones que lo pongan ansioso, estos esfuerzos le ayudarán a inocularse contra el pánico en el futuro. Su trabajo es ser proactivo, no reactivo. No espere a que lleguen las situaciones que le provocan pánico. Busque a su alrededor diferentes modos para incitar al pánico. Pregúntese ¿Que debería hacer hoy para ponerme ansioso?. Aún pudo recordar las palabras de María: “Vamos pánico, dame tu mejor estocada”. Así es como ella establecía la escena: “Estaba en la biblioteca buscando algunos trabajos. Después de veinte o treinta minutos, de repente comencé a sentirme ansiosa y confinada. Realmente quería correr fuera de allí. Mi cuerpo comenzó a temblar, me sentía mareada y perdía toda la concentración en mi trabajo. Luego, no se como vino a mí, pero decidí tomar el toro por las astas. Caminé hasta el final de los estantes me senté en el suelo y crucé las piernas (no quería romperme la cabeza si me desmayaba). Luego me dije: 'Ven, pánico, dame tu mejor golpe'. Solo estaba sentada y mirando. Luego de dos o tres minutos todos los síntomas se detuvieron. Me levanté y terminé mi trabajo, que requirió tres horas más de trabajo en la biblioteca.” Esta es una experiencia, de la cual podemos aprender bastante. Antes de eso ella abandonaba el edificio tan pronto detectaba los primeros síntomas, dirigiéndose a su casa, nunca finalizaba la búsqueda y mentalmente se martirizaba cada vez que ella no podía manejar el pánico.

La naturaleza del pánico es tal que produce síntomas involuntarios en su cuerpo. Involuntariamente buscando aquellos síntomas que genera el pánico. Si puede desembarazarse de la naturaleza involuntaria y comenzar a tener el control sobre Ud. Podrá aceptar estos desafíos de “Quiero enfrentar los síntomas para incrementar mis habilidades”, recuerde amar la colchoneta y correr hacia el rugido.