Actitud 1

“No puedo permitir que nadie sepa” a

No estoy avergonzado

Es difícil dejar que otros conozcan nuestros problemas. Primero, nos sentimos disminuidos al admitir que no llevamos nuestras vidas tan bien como la de los demás. Si nuestros problemas están durando más de lo razonable, no queremos que otro se entere de nuestro problema. O tratamos de explicarles a los demás cual es nuestro problema, para que los demás digan “Se lo que quieres decir”. O, peor aún, “¿Cúal es el problema?. Además las personas comienzan a darnos consejos sobre como superar el problema y que comencemos cuanto antes. Hablar a alguien de nuestros problemas no significa que nos sentimos con el valor suficiente para tratar de solucionarlo. Esta puede ser una buena razón para mantener alejados a los demás de nuestros problemas.
Hay al menos otras dos razones de ocultar nuestro problema cuando se trata de ataques de pánico. El primero es el estigma sobre los problemas mentales. Piense lo fácil que es para un empleado llamar a su empresa y decir que puede ir porque tiene gripe o aún una migraña. Pero a quien le gustaría decir “Me tomaré un par de días porque tengo depresión. Le puede decir a su jefe que tiene que viajar porque ha fallecido su abuelo. Cuesta menos admitir que uno tiene miedo de volar. Un problema mental puede ser visto como una marca de desgracia.
Segundo, la imposibilidad de controlar el pánico puede aumentar nuestro propio sentimiento de vergüenza y disminuir nuestra autoestima. No pudiendo viajar con nuestros pares, o realizamos tareas con gran dificultad y que para otros son simples y alguna vez para nosotros también fueron simples, tal como tener que ir a un supermercado a comprar nuestros alimentos. Nuestro sentimiento de independencia disminuye, comenzamos a ser más susceptibles a la influencia del pánico. Por ejemplo si cree que no es muy valioso como ser humano, tendrá menos probabilidades de autoayudarse. Si cree que ese pánico simplemente refleja sus pocas fuerzas para enfrentar al mundo, le costará más enfrentar situaciones estresantes de su vida cotidiana.Creo que es mejor manejar todos estos miedos (vergüenza social, estigma) primero manejando nuestras creencias sobre nuestro verdadero valor. Esto nos ayudará a resolver nuestras culpas y vergüenzas, o cualquier sentimiento de minusvalía. No pretendo que haga una lista completa de su personalidad en unas pocas páginas. Sin embargo, realmente quiero volcar en su actitud que merece sentirse auto-respetado.El pánico requiere que trabaje sobre la reconstrucción de su auto-aprecio, autoconfianza, y auto-amor, porque el pánico tiene la poderosa desventaja de dejarlo vulnerable psicológicamente. Cuando sienta que tiene que ocultar sus problemas, cada vez que tenga pánico, comenzará a sentirse muy limitado. Tratará de contenerlo, no permitiendo que salpique, no dejándolo que se vea. Cuando intenta contener el pánico, crece. Cuando Ud. se respeta, puede comenzar a tomar decisiones basadas en lo que le ayudará, no a protegerse de lo que los demás pueden decir. Cuando realiza este cambio, sus sufrimientos por el pánico los puede compartir y dejar que otros lo apoyen durante este trance.

Mire la siguiente lista y vea si cualquiera de las sentencias reflejan sus creencias negativas sobre Ud.:

  • Soy inferior a otros.
  • No valgo mucho.
  • Estoy disgustado con migo mismo.
  • No puedo estar con otros.
  • No soy bueno como persona.
  • Algo está mal conmigo o soy imperfecto.
  • Soy débil. Debería ser más fuerte.
  • No me debería sentir de esta manera.
  • No existe razón para toda esta ansiedad que siento.
  • No debería tener estos sentimientos locos.
  • Ya lo debería hacer mejor.
  • No tengo esperanzas.
  • Hace demasiado tiempo que tengo este problema.
  • He tratado todo, no voy a mejorar.
  • Mi problema se me ha arraigado.
Tales actitudes críticas soportan el primer estado de restringir nuestras posibilidades. Comenzamos a limitarnos. Si nos sentimos de este modo o pensamos que no valemos mucho, entonces trataremos de protegernos de que alguien nos rechace. Pensaremos en los otros primero y luego en nosotros:
  • No le diré a nadie.
  • No voy a molestar a otra persona con mi problema.
  • Tengo que cuidarme de los demás.
  • No puede dejar que los demás me vean así.
  • Las personas creerán que no estoy bien si me ven ansioso
  • Tengo que ocultar mi ansiedad, retenerla, que nadie sepa sobre mis sentimientos, lucharé.
Esta actitud se focaliza sobre las influencias de nuestras creencias en nuestra vida diaria. Esto incluye la creencia que soy valioso para tener éxito y que tengo una posibilidad de escoger entre cosas positivas. Esta son actitudes que nos ayudan a solucionar problemas. Son convicciones que nos afirman.
  • Me amo y soy capaz.
  • Me siento bien de la forma que soy.
  • Soy una persona importante.
  • Soy una persona valiosa, no tengo que probar nada.
  • Mis sentimientos y necesidades son importantes.
  • Merezco ser escuchado por las personas que me estiman.
  • Me merezco ser respetado, alimentado y cuidado.
  • Me merezco sentirme libre y seguro.
  • Soy lo suficientemente fuerte para manejar cualquier situación que se me presente.
Nadie puede esperar que cambio de actitud de la noche a la mañana. Pero si continúa reflejando estas actitudes hasta que comience a estar convencidas de ellas, estará en el camino correcto para vencer al pánico. Construyendo nuestro sentido de auto-valía incrementa nuestra habilidad de enfrentarnos a los obstáculos a nuestra libertad.
La segunda clase de afirmación tiene que ver con nuestras expectativas sobre como tenemos que actuar con los demás. Nos recuerda que no tenemos que complacer a todos e ignorar nuestros necesidades y quereres, de lo contrario estaremos en el camino equivocado.
  • Está bien decirle no a los demás.
  • Está bien para mí tomarme mi tiempo.
  • Está bien que piense que es lo que necesito.
  • Mientras más obtengo lo que necesito, más tendré para darle a los demás.
  • No tengo que cuidarme de los demás.
  • No necesito ser perfecto para ser amado.
  • Puedo equivocarme y sin embargo está bien.
  • Todo es práctica; no tengo que probarme nada.
  • No estoy avergonzado.
Estas actitudes nos permitirán tener el tiempo para sentirme saludable, descansado y con esperanza sobre mi vida. Esto nos protege del veneno paralizante de la vergüenza.
Explore los obstáculos que se encuentran en su camino con respecto a estas afirmaciones. Discuta sus problemas con un amigo cercano o con un grupo de auto-ayuda para ayudarlo. Otras veces las causas de este bloqueo no están tan claras o fácilmente eliminables. Si se siente paralizado, considere la visita a un terapeuta para que le permita dilucidar sus problemas y lo guíe con profesionalismo.
Una vez que pueda manejar estos problemas que bloquean en sus esperanzas, deberá poner atención en estas afirmaciones. Encuentre caminos para aceptar estas afirmaciones, luego sus acciones reflejarán sus creencias. (Por lo tanto comenzará a actuar según lo que Ud. crea, podrá que bien se siente al hacer esto). Además, de sus amigos y terapeuta, busque realizar cursos o entrenamientos. Estos cursos le enseñaran como convertir sus creencias positivas en acciones.